Málaga y la franja litoral de la Costa del Sol se han convertido en una gran urbe con un millón y medio de habitantes empadronados, a los que hay que sumar los catorce millones de turistas que nos visitan cada año y las decenas de miles residentes temporales tanto nacionales como extranjeros. Esta gran área metropolitana es ya una de las zonas de Europa con mayor mayor potencial de crecimiento al haberse configurado, además, como uno de los mejores destinos del mundo para vivir y trabajar. Esta situación provoca una serie de exigencias y tensiones en materia de sostenibilidad e infraestructuras que es preciso solucionar y atender por parte de todas las administraciones públicas.
Junto con el empleo y el acceso a una vivienda, la movilidad constituye el principal desafío de la provincia en un momento histórico clave. Resulta necesario reducir la congestión del tráfico por carretera y las emisiones de gases contaminantes, un objetivo que no puede alcanzarse sin una red de transporte público que esté a la altura de la densidad de población, el flujo turístico y la actividad económica de los territorios. Y Málaga, consolidada como uno de los grandes polos de atracción del país, presenta unas carencias históricas en su red ferroviaria, déficit que requiere actuaciones e inversiones decididas.
La iniciativa de un tren litoral debe servir no sólo para conectar las ciudades de la Costa del Sol, desde Nerja hasta Estepona, sino planificar su prolongación hasta el Campo de Gibraltar. Esta petición viene respaldada por la sociedad civil malagueña, entre la que hay un consenso similar al que hubo con la puesta en marcha de la Universidad de Málaga o del Museo de Bellas Artes de la Aduana, consciente de la trascendencia de una conexión ferroviaria para la Costa del Sol.
Ahora, el Gobierno de España –que tiene la capacidad de decisión y las competencias– y el resto de las administraciones públicas, sean del color político que sean, deben ser sensibles a esta aspiración colectiva de Málaga. Y nuestros representantes públicos han de tomar como suya esta reivindicación ciudadana, aparcar las diferencias y aunar esfuerzos para conseguir el objetivo de una Málaga mejor, más sostenible, más solidaria y más justa. Málaga, por el tren de la Costa del Sol.